La muerte rara vez se cogía vacaciones, aún seguía en su cabeza aquella vez que lo hizo y un hombre resucitó a los tres días, ¡casi le cuesta el empleo!. Pero ahora realmente las necesitaba.
Los días anteriores habían sido estresante, un no parar de suicidios colectivos entre adolescentes. Maldito sea el que dijo que los vampiros no existían y la gente nunca se convertiría en ellos.
¿Que narices es la monarquía española si no, con lo que chupan los cabritos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario