El día que te conocí, llevabas todo el pelo alborotado, con esa cara de chico malo, y me dijiste que sí, que tú te venías conmigo. Lo que pasa es que no te había ofrecido nada, gilipollas, así que la próxima vez no seas tan descarado. Y peínate, cojones, que te ve Llongeras y le da un jamacuco...
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